domingo, septiembre 10, 2006

EL VIEJO MANUEL




Quien llora por no haber visto el atardecer, las lágrimas no le permitirán ver las estrellas…


Eso me decía casi a diario mi abuela, la vieja Justina, quien en todos sus años, había recolectado la sabiduría que solo el tiempo te puede brindar. Una de esas noches donde tanto hablamos, le pregunte por que me decía esto y ella me contó loo siguiente:

Allá, en el puerto de buenaventura, vivía, Manuel, un hombre como cualquiera, con un cuerpo un tanto lánguido, manos suaves y una sonrisa amplia, mostrando unos dientes blanquísimos, que hacían un hermoso contraste con su piel de ébano.
Manuel, jamás había visto cosa alguna, desde el mismo momento de su nacimiento, sus ojos no habían conocido la luz del día; pero eso no significaba que su mundo fuese oscuro, pues aunque sus ojos no veían, el podía imaginarse los colores, sentir como la brisa de ese mar golpeaba su cuerpo, refrescar sus pies en el muelle al vaivén de las olas, sentir los árboles, sentir el vuelo de las aves… y es que nuestros ojos solo sirven para mirar, para poder ver, necesitamos cerrar los ojos y dejar volar el alma.
Todo el pueblo quería a Manuel, los niños se sentaban a sus pies para escucharlo hablar y ellos, los niños, le contaban contada su inocencia, como era el mundo y de lo lindo que era el atardecer… y eso era lo único que Manuel quería ver, el atardecer, ver como el sol y el mar se funden en un beso como el pacto secreto entre el cielo y el infierno.
Cierto día llego al puerto un brujo, una especie de milagrero que era capaz de curar enfermedades, curarle el mal de amores, traerle el amor negado, en una palabra, hacer de todo y su fama se fue regando por todo el puerto; pero la gente siempre busca poner a prueba a aquellas personas con virtudes y le dijeron que si el era tan capaz, pues que le diera la vista a Manuel, que le permitiera ver como era el atardecer, y el acepto y pidió que se lo llevaran a la plazoleta que queda frente al hotel estación, que ahí se realizaría el milagro.
El chisme se regó por todos los rincones del pueblo, por todas las calles, desde el malecón hasta el otro lado de la ciudad y la gente empezó a inundar la plazoleta, y cuando ya estuvo llena, los hombre se subían a los árboles, y desde los balcones del hotel y edificio de la gran colombiana, las personas se asomaban. Todos expectantes, todos emocionados, todos deseosos de ver el milagro.
A las 4:50 apareció el milagrero. La gente estallo en jubilo al verle llegar, las mujeres le lanzaron flores a su paso y a las 5:00 algunos hombres aparecieron con Manuel alzado en hombros.
Ya todo estaba completo. En la mente de Manuel las ideas eran confusas, lo único que atinaba a pensar con claridad, era si seria tal como lo había imaginado, aquel momento en que el sol se oculta tras las aguas.
El milagrero inicio la función pidiendo silencio y se demoro todo lo que quiso vanagloriándose de sus proezas y que esa seria por fin su obra cumbre, darle la vista a alguien que nunca la había tenido. Manuel no decía nada, nunca se supo si era por humilde o por nervioso, lo único que hacia era permanecer sentado con las piernas juntas y la cabeza agachada, en posición del que espera paciente, mientras su corazón decía lo contrario.
5:50 después de tanta cháchara, el milagrero inicio el ritual pronunciando unas palabras en una lengua extraña, al tiempo que fumaba un tabaco. Todos permanecían expectantes, los minutos corrían, hasta que finalmente le levanto el rostro, puso una mano sobre sus ojos, murmuro unas cuantas cosas y le dijo: “abre los ojos y contempla el mundo…
Todos permanecieron en silencio, nada ni nadie se atrevía a producir algún sonido, el tiempo parecía detenido, excepto para la tierra, que seguía girando y el cielo oscureciendo.
Manuel se levanto, abrió los ojos y sin proferir palabra corrió hasta el muelle para contemplar el atardecer, su único deseo; pero al llegar, no pudo hallar gran cosa, la tarde había terminado ya y sus ojos, lo que contemplaron fue sus lagrimas, que copiosas, inundaron su rostro y lentamente le cegaron de nuevo, mientras le negaron ver una luna llena preciosa, las hadas celestes titilando y una estrella fugaz que salía a saludarle. (marko)

4 comentarios:

  1. Quihubo viejo men, muy vacano lo que esta haciendo el perol. Ojalá lo sigan haciendo. Y ojalá las nuevas generaciones puedan disfrutar de este espacio.

    Gracias a ustedes hemos encontrado algo mas productivo que dormir en la escuela de electronica para pasar el almuerzo. BUENA ESA VALLECAUCANO!

    Esperamos que se vaya a chile... Aunque con esa manada de miserables que somos(dizque echando una moneda de 200 por mi y por todos mis amigos jajaja)que van a ir... no van a conseguir ni pal pasaje al aeropuerto jajaja

    No mentiras, ojalá reunan toda la plata. te lo mereces viejo men.

    Un saludo de Lktronica 2do semestre. A nombre del patron: el viejo hamilton jajaj

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  2. etsa chido lo del viaje a chile jaja pero aduras penas lograra regojer para llegar a madrid......................

    cundinamarca, no enserio ojala lo logre jeje un saludo de los losers de segundo de electronik

    ahhhhhhhhhhhhh se me olvidaba una!
    la respuesta a ¿por que las mujeres se maquillan los ojos con la boca abierta? es por que estan esperando que el novio, marido, moso, en fin el que sea les ayude a colocarse el labial. ¿osera algo mas?
    jajajaja sigan asi

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  3. lo vi bien chino, ojala siga con la explotacion senil los cuentos de su abuela son buenisimos
    mis amigos y yo nos cagamos de la risa, haber si le sacan otro cuento a OSITO el ultimo, el de jonathan, estubo buenisimo

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