lunes, abril 19, 2010

No me es difícil decir te amo.
En realidad es simple
Y no es que la palabra carezca de sentido
Sabes que me flaquean las fuerzas cuando la escucho de tu boca.
Aprendí a amarte en la mañana, en la brisa fresca del amanecer
En la tarde de rojos arreboles
En el calor delicioso de nuestros cuerpos
En los sueños de los dragones…
Como ellos, intento soñar todos los días para que se hagan realidad.
Aprendí a recordarte en los libros de poesía
En las pulsas que penden de mis muñecas retándome a no olvidar
En la taza donde bebo un café
En el pensamiento largo como el humo del cigarrillo
En el compartir cebando un mate
En las letras enredadas en mi memoria
En el pasear desprevenido por las calles
Les he encendido velas a los santos por tu felicidad y la mía, que sos vos.
Conté cuentos a los gatos que merodean la ciudad buscándote
Llene bolsillos con carbón con la esperanza de hallar respuestas
Lance monedas al rio pidiendo deseos
Bebí solo tu botella de vino

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