A manera de introducción:
El lenguaje articulado, es
la manera primigenia y la más efectiva de trasmitir el conocimiento,
permitiéndonos pasar de generación en generación, conocimientos y costumbres de
los pueblos, lo que permitirá que se puedan replicar.
En el salón de clases,
quien está al frente, compartiendo con otros el conocimiento, lo hace con la primera
herramienta que tiene a la mano y eso es
la palabra y dependiendo de qué tan
claro sea el mensaje y que tan bien sea usada la herramienta, quien recibe la
información, no necesitara mayores explicaciones y estará en capacidad de
replicar la información.
El
lenguaje:
Los diccionarios definen
el lenguaje como un conjunto de señales que dan a entender una cosa o una idea
El lenguaje se genera por
la necesidad propia del hombre en vincularse con los otros por medio de
distintos signos (visuales, auditivos, mímicos, pictóricos, musicales, etc.) y
que sirven para codificar ciertos mensajes.
De todas las maneras de
lenguaje existentes, la más efectiva es la oral, quizás por eso, de a pocos,
lenguaje se transformo en sinónimo de palabra y a través de la palabra el
conocer, aprender y conocer el mundo.
Sin embargo, los
conocimientos transmitidos de boca a oído, deben contar con la capacidad de
cada individuo de retener información en su memoria y de la propia
interpretación que le da a su entorno. Es aquí donde las otras maneras del
lenguaje cobran importancia.
Santo tomas decía: “la
escritura es el apoyo de la memoria”, dejando a la escritura, a las imagines, a
lo grafico, la manera de apoyar y de perpetuar el conocimiento. El lenguaje
grafico representa pues a la vista, lo que la palabra representa al oído.
En los tiempos acelerados
actuales, se ha usado y abusado del lenguaje grafico, inclusive, con fines
educativos, lo cual ha traído como consecuencia que se disminuya el valor de la
palabra hablada o escrita, como elemento dinamizador del aprendizaje y la
cultura.
En las aulas de clases,
los estudiante, en cualquiera de sus niveles, se ven enfrentados al impacto de
las imágenes que nos bombardean sobre cualquier tema.
“De tanto mirar y mirar,
hemos olvidado de escuchar. En la casa, en las aulas o en el trabajo, poco a
poco hemos dejado de hablar y hablamos casi siempre como dice el dicho popular:
las palabras se las lleva el viento”
A propósito del lenguaje,
el poeta argentino Aldo Pelegrini escribió:
“El fenómeno del lenguaje,
es una de las manifestaciones más curiosas creadas por el hombre. Esa emisión
de sonidos articulados o inarticulados que establecen el puente levadizo de
nuestra comunicabilidad, tiene un poder que escapa a toda vigilancia. Los
distintos grupos humanos se entienden mediante un lenguaje particular para cada
caso. Así, hay un lenguaje en las reuniones de la alta sociedad, otro para la
pequeña burguesía, otro para los ladrones, otro para los jóvenes… los
pescadores usan uno absolutamente incomprensible para los matemáticos y
viceversa.
Pero en estos lenguajes
convencionales, nadie pone absolutamente nada personal: el lenguaje resulta
exterior al hombre. Lo realmente vital del lenguaje se encuentra
fundamentalmente en tres situaciones: en el lenguaje popular, en el lenguaje
del amor y en la poesía…”
El aprendizaje de la
lengua oral, junto con caminar, es una de las dos capacidades con las que se
asienta la autonomía del niño.
El hogar, la calle, el
barrio; pero principalmente la escuela han sido por excelencia, los espacios
par el desenvolvimiento de su expresión lingüística.
La familia, la escuela, el
barrio y los medios de comunicación, son factores determinantes en el proceso
de adquisición y desarrollo del lenguaje. Y solo en la medida en que nosotros
desarrollemos el gusto por la palabra como medio de comunicación y expresión y
hagamos un correcto uso de ella, sin autoritarismos y sin imposiciones, podrá
convertirse la palabra en puente, en instrumento, en juguete de comunicación en
donde tanto niños como adultos se sirvan de ella, la acaricien, la manejen,
rían con ella y la escuchen.
La
oralidad en las aulas: (Aulas si, jaulas no)
En los últimos años se ha observado que muchos
estudiantes presentan dificultades para participar adecuadamente en
comunicaciones orales propias de los ámbitos académico y laboral, cuyo registro
de habla debe ser formal y que requieren planificación.
Ante el debilitamiento de
la familia como espacio de formación y el estancamiento de la escuela como
instancia de socialización en la conformación de la personalidad y el
desarrollo de valores, los medios de comunicación empiezan a asumir un
protagonismo insospechado en la circulación de patrones de conducta y modelos
para la vida cotidiana.
De manera acelerada se ha
pasado de maneras de comunicación oral y escrita de transmisión de
conocimientos y cultura, al empleo masivo e indiscriminado de los nuevos medios
de comunicación, llamados, tal vez, de transmisión, información, o acaso,
¿deformación de una realidad cada vez más convulsionada?
Distintos autores
consideran que esto es consecuencia de que la tradición escolar privilegió la
enseñanza de la escritura en detrimento de la oralidad. Así lo señala María
Catrielo: “La educación moderna, en general, enfatiza la pronta adquisición de
la lectoescritura como preparación para cumplir con los objetivos del
currículum escolar en todos sus niveles”.
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